Evolución historica de los procesos participativos de San José de Cúcuta

Un ejercicio de participación política, surgido en el espíritu de construcción a partir del diálogo nacional que fue una característica del proceso Constituyente; esto en el contexto colombiano, mientras que a nivel internacional se vivía una etapa de transición del fin de la “guerra fría” al incremento de las políticas de apertura de mercados y globalización. 

Oviedo (2011) destaca que a finales de la década de los ochenta del siglo pasado e inicios de la década de los noventa, las movilizaciones sociales campesinas de la región del Catatumbo, que marcharon masivamente a Cúcuta y negociaron  pliegos petitorios con el Estado para exigir mejoras sustanciales en sus condiciones de vida, buscando la superación de décadas de abandono, fueron un factor importante para el fortalecimiento de procesos sociales y comunitarios tanto en el municipio, como en el departamento. No obstante, posteriormente estas movilizaciones desataron en toda la región nor-oriental una “guerra sucia” y un periodo de represión que se ejercieron contra líderes y lideresas que fueron visibles en las mismas. 

La crisis económica generada por la caída del Bolívar, la divisa venezolana que era el principal motor en la dinámica de la región ocurrida en febrero de 1983, generó  una profunda afectación por la drástica caída de los ingresos derivados del comercio binacional, principal renglón de la economía local y el consiguiente incremento del desempleo. Esto hizo necesario que organizaciones sociales y actores como la Diócesis de Cúcuta impulsaran iniciativas como “las ollas comunitarias”; la impulsada por la Iglesia Católica se denominó “Todos somos hermanos” y vinculó de manera conjunta a comunidades organizadas, líderes comunitarios y pequeñas tiendas de barrio, en especial en la Ciudadela de Juan Atalaya.  Esta dinámica no sólo contribuyó a mitigar en parte la crisis de inseguridad alimentaria, sino que generó lazos solidarios y afectivos entre procesos comunitarios en la ciudad. 

En el año 1994, la dinámica política de la ciudad cambió, al producirse resultados electorales que significaron la derrota de una de las estructuras políticas más sólidas y cuestionadas de la región en los comicios de Congreso y la posterior elección a la Alcaldía de un sacerdote, surgido de sectores y movimientos populares, que no tenía vínculos con partidos y movimientos políticos tradicionales. 

En su administración (1995-1997), el alcalde Pauselino Camargo, impulsó un modelo de participación ciudadana y comunitaria bajo el lema “Otra manera de gobernar” que impulsó la participación de la comunidad en la discusión, aprobación y formalización de los presupuestos de inversión, situación que lo llevó a constantes disputas con el Concejo Municipal, opuesto a esta iniciativa, que rompía esquemas tradicionales. La iniciativa del alcald9 e Camargo se fortaleció a partir del resultado positivo de las demandas que fueron impuestas a este proceso por parte de los Concejales frente al Tribunal Contencioso administrativo. 

En 1998, es electo alcalde el empresario cucuteño José Gélvez Albarracín, quien pese a ser apoyado por sectores políticos distintos al de su antecesor, mantuvo su compromiso con líderes sociales del municipio de mantener la experiencia del presupuesto participativo. En aquel año se repitió nuevamente el ejercicio. No obstante, este proceso se vio truncado con la destitución de Gélvez por fallos jurídicos relacionados con procesos contractuales y la llegada de una administración que por no ser electa por voto popular, se desligó de esta práctica. 

Entre 1999 y 2004, se produce un hecho grave en el territorio que rompió la dinámica social y comunitaria de la región. La toma a sangre y fuego del departamento por parte grupos paramilitares, los cuales articularon clara y contundentemente un proyecto de tomarse todos los niveles del poder.  Algunos cálculos señalan que entre los años 1997 (dos años antes de esta toma paramilitar), hasta el 2005 (un año después del acto de desmovilización de este actor armado), sus víctimas por homicidio ascendieron a 13.919 en Norte de Santander.  

A partir del año 2000, los procesos sociales y comunitarios sufrieron el impacto de la incursión del paramilitarismo y cedieron frente a factores clientelistas regionales. Diferentes gobiernos han pasado desde entonces por la ciudad y pese a la amplitud del marco normativo en materia de participación ciudadana, fenómenos como la cooptación política, tienen una profunda incidencia en la dinámica de las formas organizativas existentes en el municipio. 

La Escuela de Gestores “Legado 2050” es un ejercicio que llama a la reflexión de las comunidades organizadas para retomar dinámicas de participación que reivindiquen el papel de las organizaciones sociales en la construcción de lo público en el municipio de San José de Cúcuta. 



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